Musicoterapia en intervención social y comunitaria

Las sesiones de musicoterapia se dividen en dos partes. En la primera utilizamos técnicas de musicoterapia creativa (improvisación con instrumentos de percusión, percusión corporal y canto) para reconectar con nuestra condición de seres musicales y encontrarnos con la experiencia de hacer música en comunidad. De esta forma facilitamos la comunicación y la integración social a través del lenguaje musical.

En la segunda parte, utilizamos la técnica del masaje sonoro (musicoterapia receptiva)  con cuencos tibetanos que nos permite vivenciar una experiencia extraordinaria de bienestar y relajación profunda.

A través de estos dos abordajes, experimentamos cómo la música nos moviliza y cómo ésta puede convertirse en una herramienta para mejorar nuestra calidad de vida en nuestro día día más allá de los beneficios que se obtienen durante las sesiones.

Estas sesiones van dirigidas a:

  • Servicios sociales
  • Bienestar social
  • Asociaciones
  • Fundaciones
  • ONG
  • Etc.

Beneficios de las sesiones

En el ámbito de la integración social, creemos que vivenciar un proceso musicoterapéutico puede resultar muy útil tanto a nivel restaurador como a nivel prevenitivo:

  • Gracias a su poder emocional, la música nos puede ayudar a reconocer y trabajar nuestros sentimientos; facilitar su expresión, sin tener que pasar por un proceso verbal.
  • Debido a su naturaleza como agente socializador, la música nos facilita el diálogo, favorece las relaciones sociales y fortalece el sentimiento de pertenencia a un grupo. La música nos une y potencia, pues, la integración en la comunidad. Nos ayuda a mejorar conductas sociales.
  • La música se desarrolla en un espacio y tiempo determinado siguiendo un orden y una estructura.
  • Esta característica hace que a partir de la música se puedan trabajar aspectos cognitivos-intelectuales de la persona relacionados con la atención, el orden, los turnos, la memoria o el análisis. Esta actividad musical estructurada también crea un entorno motivador por trabajar conductas y normas sociales.

    Además, la música, al igual que todas las artes, proporciona una experiencia estética. Este hecho aporta placer y satisfacción a quien la recibe o la vive y resulta una oportunidad idónea para poder autorrealizar, mejorar nuestra autoestima y empoderarnos como personas.